Primavera
- Victoria Larisgoitia
- 21 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 7 jul 2021
El joven voraz su perfume descubre
Como las abejas, la flor más dulce
Desea encontrar el néctar divino
Y a la flor que en primavera nace.
Uno a uno, sus pétalos va abriendo
Despidiendo con gran algarabía
A cada instante del día
El final de tan corto invierno.
Resplandecen en vivos verdes
Las hojas de los árboles desnudos
Y las aves con sus cantos breves
Irrumpen furiosos el paisaje mudo.
El río el cauce entrega
A la flor que cae sedienta
Refrescando del calor sufrido
Al viajero que distraído llega.
Las rocas doradas reflejan
El sol que de oro las baña
Un sauce blande sus ramas
En la tierra que por agua brega.
Es la brisa la que bendice
Al cielo que el atardecer guarda
El ocaso muestra sus matices
De suaves tonos rosas y ámbar.
Los niños la estación festejan
Inocencia que el tiempo apaga
Irrumpen eufóricos la calma
De la primavera que recién empieza.
Es repentino el estallido diurno
Desborde infinito de plumas cortas
Las aves que emprenden vuelos bruscos
Despiertan con sus aleteos las copas.
Asoman de a poco las estrellas
Deslumbra profana la luna
En la noche sombras dibuja
Entregando solitaria su belleza.
Viento sereno los campos ondula
Abrazando el aroma a lavanda pura
Aturden sonoro los grillos y sus gritos
Que escapan sigilosos a los brincos.
Las mariposas ansiosas esperan
Y con el sol, despertar quisieran
Encontrar en la noche el sueño
De un jardín de flores sin dueño.
Las ramas en sus brazos mecen
Frutas que el tiempo madura
Adorno de sabor que sorprende
Degustando a la audaz oruga.
La primavera es romance eterno
Que no es ajeno a los viejos
Atrapa a los jóvenes con versos
Recitando a sus labios con besos.
Los pimpollos se muestran curiosos
Inquietos de ser descubiertos
Imitan al capullo primoroso
Que paciente aguarda ser abierto.
La brisa despierta en remolinos
Un abanico de caricias desiertas
Las flores desnudan sus atavíos
Vistiendo el aire de colorida fiesta.
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